Desde esta página traslado a nuestro amigo y compañero Antonio Pérez Peña mi más calurosa felicitación por el pregón que pronunció el pasado día dieciocho de marzo, en la Archicofradía de la Expiración, con motivo de la presentación del óleo conmemorativo de la Semana Santa del 2009.
El acontecimiento se celebró en el salón de actos de la Archicofradía, que estaba lleno de cofrades, familiares, amigos y simpatizantes. La mesa fue presidida por nuestro alcalde Excmo. Sr. D. Francisco de la Torre Prados.
El pregón pronunciado fue de tipo intimista, estructurado en varias secciones, que fueron expuestas con un lenguaje sencillo y exento del barroquismo literario, tan frecuente en este tipo de eventos.
El comienzo de la exposición fue marcado por el aspecto institucional del acto, espacio de rigor en todo prólogo. A continuación se introdujo en su experiencia personal vivida en la infancia, desde su llegada a Málaga. El periodo de formación iniciado en ese momento estuvo marcado por un triángulo de influencias, concretado a tres barrios de la ciudad: el de la Victoria, Perchel y Trinidad. El primero encuadra el entorno familiar y educativo, el segundo fija la influencia asumida como hermano de la Archicofradía de la Expiración y el tercero por ser el lugar donde vivió los contactos previos a su matrimonio, con su esposa y compañera de toda la vida.
La experiencia vivida como cofrade de la Archicofradía de la Expiración, establecida en el barrio del Perchel, le permitió recordar detalles, anécdotas personales y sucesos acaecidos en la década de los cincuenta del siglo pasado, que a pesar del tiempo trascurrido, aún permanecen en su alma y memoria.
A continuación analizó la obra de arte que se presentaba, así como los contactos mantenidos con su autor.
Después se interrumpió el pregón para realizar la presentación del cuadro, obra de arte que nos hizo vibrar a los presentes. El óleo es una obra hiperrealista, en la que la figura del Cristo, resalta del contraste de los tonos del color del fondo, con los de las finas capas de pintura aplicadas a la imagen, que muestran una figura tridimensional de gran luminosidad. La estética renacentista que el autor le atribuye, es debida a su sencillez y composición.
Reanudado el pregón, el autor abordó su parte más profunda y espiritual. En realidad fue la oración de un cristiano de Fe, ante el misterio de la muerte de Cristo. En síntesis, sus palabras giraron ante la actitud del Cristo expirado, que permaneció en silencio absoluto, ante una sociedad que utilizó la violencia hasta el extremo de matarlo, acto que permitió la salvación de toda la humanidad. Así mismo señaló como nuestra sociedad relativista, en la que: el terrorismo, la violencia, el paro y la miseria es ascendente, el silencio presente en esta realidad, es para nosotros del mismo modo, que el del Cristo muerto, un preludio de esperanza y salvación, de toda la humanidad. Por último sus palabras fueron de agradecimiento y humildad ante su Cristo de la Expiración.
Las palabras pronunciadas, prendieron en el auditorio desde un principio y provocaron una emoción creciente en los presentes, hasta tal punto que nos hizo perder la noción del tiempo.
Para acabar esta referencia, tengo que dar las gracias a Jaime Díaz Ritwagen, por la atención que tuvo al invitarnos a un acto tan entrañable y sentido.
Un abrazo a todos
Juan Benitez
El acontecimiento se celebró en el salón de actos de la Archicofradía, que estaba lleno de cofrades, familiares, amigos y simpatizantes. La mesa fue presidida por nuestro alcalde Excmo. Sr. D. Francisco de la Torre Prados.
El pregón pronunciado fue de tipo intimista, estructurado en varias secciones, que fueron expuestas con un lenguaje sencillo y exento del barroquismo literario, tan frecuente en este tipo de eventos.
El comienzo de la exposición fue marcado por el aspecto institucional del acto, espacio de rigor en todo prólogo. A continuación se introdujo en su experiencia personal vivida en la infancia, desde su llegada a Málaga. El periodo de formación iniciado en ese momento estuvo marcado por un triángulo de influencias, concretado a tres barrios de la ciudad: el de la Victoria, Perchel y Trinidad. El primero encuadra el entorno familiar y educativo, el segundo fija la influencia asumida como hermano de la Archicofradía de la Expiración y el tercero por ser el lugar donde vivió los contactos previos a su matrimonio, con su esposa y compañera de toda la vida.
La experiencia vivida como cofrade de la Archicofradía de la Expiración, establecida en el barrio del Perchel, le permitió recordar detalles, anécdotas personales y sucesos acaecidos en la década de los cincuenta del siglo pasado, que a pesar del tiempo trascurrido, aún permanecen en su alma y memoria.
A continuación analizó la obra de arte que se presentaba, así como los contactos mantenidos con su autor.
Después se interrumpió el pregón para realizar la presentación del cuadro, obra de arte que nos hizo vibrar a los presentes. El óleo es una obra hiperrealista, en la que la figura del Cristo, resalta del contraste de los tonos del color del fondo, con los de las finas capas de pintura aplicadas a la imagen, que muestran una figura tridimensional de gran luminosidad. La estética renacentista que el autor le atribuye, es debida a su sencillez y composición.
Reanudado el pregón, el autor abordó su parte más profunda y espiritual. En realidad fue la oración de un cristiano de Fe, ante el misterio de la muerte de Cristo. En síntesis, sus palabras giraron ante la actitud del Cristo expirado, que permaneció en silencio absoluto, ante una sociedad que utilizó la violencia hasta el extremo de matarlo, acto que permitió la salvación de toda la humanidad. Así mismo señaló como nuestra sociedad relativista, en la que: el terrorismo, la violencia, el paro y la miseria es ascendente, el silencio presente en esta realidad, es para nosotros del mismo modo, que el del Cristo muerto, un preludio de esperanza y salvación, de toda la humanidad. Por último sus palabras fueron de agradecimiento y humildad ante su Cristo de la Expiración.
Las palabras pronunciadas, prendieron en el auditorio desde un principio y provocaron una emoción creciente en los presentes, hasta tal punto que nos hizo perder la noción del tiempo.
Para acabar esta referencia, tengo que dar las gracias a Jaime Díaz Ritwagen, por la atención que tuvo al invitarnos a un acto tan entrañable y sentido.
Un abrazo a todos
Juan Benitez
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