No siempre es posible hablar libremente de los sentimientos. Hoy sí y en este momento. Acabo de dejar atrás a los componentes de la PandillaZarco, con la convicción plena de que aquella cita conmemorativa de dos años atrás ha resultado ser el catalizador impensado que ha provocado una reacción de tal fuerza en nuestros corazones que nos ha llevado –individualizo, por lo menos a mí- a comprender el pleno sentido de lo que significa amistad.
No se trata ya de compañerismo, origen que convoca en nuestra memoria acercamientos, pasmos y sorpresas, sino de afectos y amores puros y desinteresados renacidos en almas ya endurecidas y tocadas por el tiempo. Confieso, y quiero que se me entienda, que en el camino que he recorrido he dejado atrás piedras y barrancos, sirenas y músicas celestiales, personajes y circunstancias de toda índole, amores que vinieron y se fueron…y algunos o varios amigos ciertos. No muchos. Pero lo de ahora es diferente. Vivo con entusiasmo la proximidad del encuentro, para simplemente sentir la presencia u oír simplemente las voces que desde el ayer vuelven de aquellos que, durante tanto tiempo, estuvieron escondidos en un rincón de mi memoria. Con alegría inusitada acudo a las citas pactadas, citas que por ser tan anheladas, parecen cruelmente distantes. En este momento, solo una cosa envidio y no es otra que el no haber tenido ni el más mínimo contacto con muchos de vosotros durante tan largo tiempo.

Hay entre nosotros alguno que, con alma generosa, vierte sus sentimientos a través de la impronta de su pluma cargada con la noble tinta de la amistad. Hay otros que, desde su tímida prudencia, nos ofrecen su afecto y cariño con el simple gesto de su continuada presencia. La constancia y entrega hacia los demás es la característica de aquel otro que guarda y acopia con callado entusiasmo los recuerdos de encuentros anteriores y convoca e invita a todos, sin excepción, a participar en ese próximo banquete de amistad que es solo, en sí mismo, un pretexto para la afirmación de nuestro aprecio. ¡Qué fuerte es ya el vínculo que incita a que, desde lejanas tierras, acudan aquellos amigos que se encuentran distantes, no en el espíritu pero si en el espacio! Agradezco el día en el que a alguien se le ocurrió concitar a los demás para que todo volviese, con sus luces y sus sombras, al ayer….y ese ayer, con alguna que otra carencia, es el hoy.

Gaudeamus…(sobre la brevedad de la vida)
“Gaudeamus igitur, iuvenes dum sumus. (bis)Post iucundam iuventutem, post molestam senectutem, nos habebit humus.”
(Alegrémonos pues, mientras seamos jóvenes. Tras la divertida juventud, tras la incómoda vejez, nos recibirá la tierra.)
Nicky