A continuación insertamos el ensayo, "EL CREPÚSCULO", que nos regaló nuestro amigo y compañero, Ginés Ramis, en la reunión que celebramos el pasado 28/04/2009, en Marbella.
El crepúsculo es una de las palabras más bellas que existen
No tiene ambigüedad…, siempre significa lo mismo… Paz
Algunos temen su llegada…, pobres mentes vacías y desquiciadas
Ello significa ni más ni menos que has completado tu ciclo activo
¡Alégrate!..., piensa en todos los que quedaron a mitad de camino.
El crepúsculo es algo común a todas las formas del universo.
Su duración en el tiempo es tan cambiante como aquel mismo
-El de un pensamiento apenas si dura una porción de segundo.
Ante toda una eternidad que supondrá la duración del universo.
Entre ambos, infinitos lapsos de tiempo que cada uno de ellos
Es una palabra que se ha asociado como final de un ciclo.
En el que los parámetros materiales empiezan a deteriorarse.
Aunque finalmente nunca llegan a desaparecer, se transforman.
Pero existe uno que desafía todas las leyes de la naturaleza.
Tal vez porque se trata de un agente físico cuantificable.
Se trata ni más ni menos de la mente como ente inmaterial.
Instinto que la naturaleza ha otorgado todo el reino animal.
Que Dios ha transformado en alma inmortal para el hombre.
Encerrada en un cuerpo físico sujeto a los ciclos de la vida.
Cuyo crepúsculo recoge, analiza y madura todas estas experiencias.
El día amanece con una nebulosa propia de la infancia.
La mañana es una promesa de un sin fin de aventuras de juventud.
El mediodía recapacita sobre la importancia de lo material.
La tarde trata de obtener el bienestar de una sopesada madurez.
El anochecer prepara el cuerpo para el descanso reparador.
Este es el símil del desarrollo espiritual de la vida misma.
Pero sí en lo material el crepúsculo es antesala de la muerte.
En lo espiritual es la culminación de su total desarrollo.
Es preparar el trascendental viaje para el descanso eterno.
Y ese tiempo del crepúsculo es el más preclaro del ciclo vital.
Recapacitemos sobre los grandes progresos de la humanidad.
Todos ellos apoyados en descubrimientos transcendentales.
Que por cierto estaban ahí desde el principio de los tiempos.
Pero que el hombre ha ido incorporando de una forma paulatina.
Todos ellos frutos de unas mentes en su crepúsculo espiritual.
Es cierto que algunos de estos logros se obtuvieron en la madurez.
Pero en la madurez de un cuerpo físico que no en el espiritual.
Ellos adelantaron el crecimiento de su mente desde la infancia.
Siguió creciendo y maduró por completo en plena juventud.
En el medio día de su existencia alcanzó su máxima plenitud.
Para esos jóvenes ilustres empezaba el crepúsculo de su mente.
Habían captado toda la experiencia del conocimiento científico.
Pero no nos engañemos por la apariencia física de sus cuerpos.
Se habían saltado una fase del ciclo de la vida…, la infancia.
Por ello cuando te presentes ante el crepúsculo de tu vida no temas.
No pienses en lo cerca que está la muerte sino en el tiempo vivido.
Si así lo haces cierra los ojos de tu mente y contempla tu pasado.
Verás como acuden a ella la película de los bellos momentos.
Como las desventuras vividas se desvanecen en tenues nebulosas.
Tendrás una segunda oportunidad para tus vivencias más bonitas.
Y esta vez el tiempo no correrá tan aprisa como el de antaño.
-Tu mente la podrás materializar y rebobinar una y otra vez.
Tal vez tus recuerdos sirvan a otros para evitar tus errores.
Es posible que hoy les sirvan los consejos que ayer rechazaron.
El crepúsculo tiene la gran ventaja de ganar todas las batallas.
Entre otras cosas porque ya no depende de la condición física.
El agobiado dios Crono ya ha perdido su poder sobre nosotros.
Somos los dueños y señores de nuestras propias acciones.
No tenemos vasallos pero somos reyes de nuestro crepúsculo.
No tiene ambigüedad…, siempre significa lo mismo… Paz
Algunos temen su llegada…, pobres mentes vacías y desquiciadas
Ello significa ni más ni menos que has completado tu ciclo activo
¡Alégrate!..., piensa en todos los que quedaron a mitad de camino.
El crepúsculo es algo común a todas las formas del universo.
Su duración en el tiempo es tan cambiante como aquel mismo
-El de un pensamiento apenas si dura una porción de segundo.
Ante toda una eternidad que supondrá la duración del universo.
Entre ambos, infinitos lapsos de tiempo que cada uno de ellos
Es una palabra que se ha asociado como final de un ciclo.
En el que los parámetros materiales empiezan a deteriorarse.
Aunque finalmente nunca llegan a desaparecer, se transforman.
Pero existe uno que desafía todas las leyes de la naturaleza.
Tal vez porque se trata de un agente físico cuantificable.
Se trata ni más ni menos de la mente como ente inmaterial.
Instinto que la naturaleza ha otorgado todo el reino animal.
Que Dios ha transformado en alma inmortal para el hombre.
Encerrada en un cuerpo físico sujeto a los ciclos de la vida.
Cuyo crepúsculo recoge, analiza y madura todas estas experiencias.
El día amanece con una nebulosa propia de la infancia.
La mañana es una promesa de un sin fin de aventuras de juventud.
El mediodía recapacita sobre la importancia de lo material.
La tarde trata de obtener el bienestar de una sopesada madurez.
El anochecer prepara el cuerpo para el descanso reparador.
Este es el símil del desarrollo espiritual de la vida misma.
Pero sí en lo material el crepúsculo es antesala de la muerte.
En lo espiritual es la culminación de su total desarrollo.
Es preparar el trascendental viaje para el descanso eterno.
Y ese tiempo del crepúsculo es el más preclaro del ciclo vital.
Recapacitemos sobre los grandes progresos de la humanidad.
Todos ellos apoyados en descubrimientos transcendentales.
Que por cierto estaban ahí desde el principio de los tiempos.
Pero que el hombre ha ido incorporando de una forma paulatina.
Todos ellos frutos de unas mentes en su crepúsculo espiritual.
Es cierto que algunos de estos logros se obtuvieron en la madurez.
Pero en la madurez de un cuerpo físico que no en el espiritual.
Ellos adelantaron el crecimiento de su mente desde la infancia.
Siguió creciendo y maduró por completo en plena juventud.
En el medio día de su existencia alcanzó su máxima plenitud.
Para esos jóvenes ilustres empezaba el crepúsculo de su mente.
Habían captado toda la experiencia del conocimiento científico.
Pero no nos engañemos por la apariencia física de sus cuerpos.
Se habían saltado una fase del ciclo de la vida…, la infancia.
Por ello cuando te presentes ante el crepúsculo de tu vida no temas.
No pienses en lo cerca que está la muerte sino en el tiempo vivido.
Si así lo haces cierra los ojos de tu mente y contempla tu pasado.
Verás como acuden a ella la película de los bellos momentos.
Como las desventuras vividas se desvanecen en tenues nebulosas.
Tendrás una segunda oportunidad para tus vivencias más bonitas.
Y esta vez el tiempo no correrá tan aprisa como el de antaño.
-Tu mente la podrás materializar y rebobinar una y otra vez.
Tal vez tus recuerdos sirvan a otros para evitar tus errores.
Es posible que hoy les sirvan los consejos que ayer rechazaron.
El crepúsculo tiene la gran ventaja de ganar todas las batallas.
Entre otras cosas porque ya no depende de la condición física.
El agobiado dios Crono ya ha perdido su poder sobre nosotros.
Somos los dueños y señores de nuestras propias acciones.
No tenemos vasallos pero somos reyes de nuestro crepúsculo.
Ginés Ramis
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